viernes, 20 de mayo de 2011
Dos Hermanas y Doña María de Padilla


La historia amorosa, propia de un culebrón venezolano, protagonizada por el citado monarca castellano y la joven María de Padilla surge al parecer, durante un viaje realizado por Don Pedro a Asturias para luchar contra su hermanastro Enrique de Trastámara en torno al año 1352. El flechazo fue inminente, el rey quedó prendado de la joven natural de Astudillo (Palencia) perteneciente a una influyente familia castellana.
A pesar de dos matrimonios fallidos y numerosas amantes siempre volvía a los brazos de Doña María de Padilla. Con ella tuvo cuatro hijos, a saber; Alonso (que murió siendo niño), Beatriz (que ingresó en el Convento de Santa Clara de Tordesillas), Constanza (que casó con Juan de Gante, Duque de Lancaster) e Isabel (que casó con Edmundo de Langley, Duque de York).
En realidad, hablar sobre el romance vivido entre el rey Don Pedro I “el Cruel” de Castilla y Doña María de Padilla es la excusa perfecta para introducir la descripción de la torre conocida actualmente con el nombre de esta noble dama y de la que hay mucho que contar.
Su hábitat más antiguo ha sido situado en el Paleolítico y podría tratarse de un taller al aire libre de industria lítica sobre guijarros de cuarcita. Evidencias de su poblamiento romano son los restos de una cisterna o aljibe, cerámica sigillata y una necrópolis situada en un pequeño cerro datada, gracias al hallazgo de monedas de cobre imperiales de Teodosio y Honorio, en torno a los siglos IV y V. Pero su emplazamiento más importante es durante época musulmana, cuando la hacienda (alquería) es asentada sobre la torre denominada Borgabenhalon y pasa a ser propiedad de la influyente familia sevillana de los Ibn Jaldún en el siglo IX (parte de la dehesa fue denominada Boj Aben Haldon (Bujaldón): unión de buj o boj prefijo que significa “torre” y jaldón el apellido de la familia propietaria del territorio).
Según la tradición, ya bajo dominio cristiano fue construida la torre o atalaya (de estilo militar y fechable entre los siglos XIII y XIV) por el rey Don Pedro I para Doña María de Padilla. La vivienda oficial del rey y su favorita (fue reconocida como reina, cuando ya había fallecido, en las Cortes de Sevilla de 1362 a petición del propio rey) era el Alcázar de Sevilla, por este motivo no se sabe con exactitud cuándo y cuánto estuvo hospedada esta bella dama en territorios nazarenos. Lo que sí es cierto es que Doña María murió en 1361 y que fue después de su muerte cuando la torre adquiere la denominación actual.
Como conclusión, sólo queda decir que a lo largo de los siglos la finca ha pasado por manos de distinto índole y es por esto que, para no alargar demasiado este escrito, hemos confeccionado un cuadro cronológico indicando los diferentes propietarios y arrendatarios que ha tenido la finca y que adjunto a continuación:
Fuentes:
- Gamero Rojas, Mercedes & Parias Sainz de Rozas, María (2004), “Haciendas de olivar en Dos Hermanas: un modelo provincial”, Revista de Feria, Dos Hermanas, pp. 84-88.
- Guerrero Misa, Luis Javier (1987), “Prospecciones Arqueológicas de urgencia en el término municipal de Dos Hermanas (Sevilla)”, Anuario Arqueológico, Sevilla, pp. 639-644.
- Hernández Díaz, J.; Sancho Carbacho, A.; Collantes de Terán, F. (eds) (1955), “Dos Hermanas”, Catálogo Arqueológico de la Provincia de Sevilla, Tomo 3, Sevilla, pp. 1-42.
- Parias, María & Gamero, Mercedes (2005), “El Impacto del desarrollo sobre el caserío rústico histórico”, Revista de Feria, Dos Hermanas, pp. 80-85.
- Parias Sainz de Rozas, María & Gamero Rojas, Mercedes (2007), “Haciendas: Las torres del paisaje olivarero sevillano”, I Congreso de Cultura del Olivo, Sevilla, pp. 121-138.
- Sánchez Núñez, Pedro (2001), “La Torre de Doña María”, Revista de Feria, Dos Hermanas, pp. 188-196.
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